El paquete contenía los trozos más caros de ballena tras haber sido ilícitamente extraídos por la tripulación del Nishin Maru, el buque factoría ballenero, al finalizar la temporada de caza de ballenas en el Océano Antártico. El recipiente estaba rotulado como “cartón” y dirigido a una dirección privada. Rastreado por investigadores de Greenpeace, fue interceptado y enviado al Fiscal General de Tokio como evidencia de un profundo escándalo de corrupción dentro de las operaciones balleneras en el Santuario de la Antártida, que el Gobierno de Japón defiende como “científicas”.
Greenpeace demandó una investigación de este escándalo y el Fiscal reconoció que existían suficientes evidencias de malas prácticas. Las pesquisas siguen actualmente en marcha. A la luz de las evidencias de que los responsables de las operaciones balleneras fueran conscientes del escándalo y no hicieran nada al respecto, Greenpeace ha demandado a la Fiscalía que centre sus investigaciones en los burócratas responsables del programa de caza y no sobre la tripulación de los barcos balleneros.
Hasta el momento, los únicos arrestados en esta operación han sido los dos activistas de Greenpeace que presentaron las evidencias del escándalo.
1 comentario:
a falta de pan buenas son tortas
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